Alguien que te quiera tanto como tú le quieres y te deje amarle libremente. Sin temor de que se vaya mañana y te quedes con su recuerdo y tanto para dar pendiente. Sin miedos. Llegará esa persona a quien tu vida le importe tanto como la suya; que comparta tus alegrías y te acompañe en las penas; que sea actor y testigo de tus sueños y locuras.
Llegará a tu vida alguien que te robe un suspiro cuando su sonrisa se asome por la ventana de tu concentración y te arranque una lágrima cuando sus palabras o actos te hieran.
Se quedará en tu vida el que te haga sentir completo, que te haga amar hasta no poder más; quien te muestre cosas desconocidas, malas y buenas, que estaban en ti y que no imaginaste encontrar.
Se quedará aquel que aporte a tu crecimiento personal; que sume a tus días y por quien valga la pena dejar tu situación actual. Esa que tanto te gusta. Llegará en el momento adecuado, cuando el universo conspire para que suceda. Mientras viene, prepárate y estate atento: no lo vayas a confundir con el equivocado. Ten paciencia.
Y si ya llegó: no lo dejes ir. Puede que nadie más te haga sentir así.