La ansiedad es como una gran mochila, y de las pesadas, en la cual cargamos un 50% de temores y 50% de decepciones y pérdidas, cosas que si no tratamos, harán que esos porcentajes de manera espontánea se eleven, y comiencen a ocupar partes muy grandes de nuestro día a día y así la mochila se convierta en algo más grande y pesado que nosotros mismos.
Si tardamos más, ese peso ligeramente se trasladará a todo nuestro cuerpo, y seguramente comenzará a dominarnos, y conoceremos su peor cara. Las sensaciones de miedo poco a poco se apoderarán de nosotros y si no hacemos caso, será peor.
Por eso estoy hoy yo aquí, escribiéndote a ti esta carta, a ti que te crees súper poderoso/a y que todo lo puedes. Si piensas que lo difícil nunca te tocará a ti, estás muy equivocado. De hecho, por esa misma razón será más fácil caer; te lo digo por experiencia, yo ya lo viví.
Estoy tratando de evitar que caigas en este pozo oscuro y algunas veces sin retorno, por favor no caigas en el encanto de sus sensaciones y mucho menos en sus brazos, no lo hagas, ella te llamará. Quiero que te prepares para la guerra y seas fuerte, lo que no significa que no llores, cuando necesites hacerlo, hazlo. Pero no te acostumbres, no lo hagas a diario, eso te debilita, y ahí es cuando ella te toma por sorpresa.
No dejes que domine tus pensamientos con frases como ‘no puedo’. Cuando empieces en ese camino te aconsejo buscar una actividad, algo que te distraiga, porque si la dejas hablar y crecer, te atrapará.
Sé por qué te lo digo, yo ya estuve ahí. Te lo digo desde la experiencia, y te aseguro que no te gustará tener esa sensación de una sombra sobre ti. Evítalo, haz lo posible para que no entre en ti.
Hazme caso, y date prioridad, cuídate y principalmente de personas que no te hagan ver lo bella que es la vida. Aléjate de esos que son como garrapatas que roban tu luz y energía, esos no son tus amigos, son tus enemigos. Recuerda escuchar tu intuición, ella jamás falla, lo comprobé muchas veces.
No te calles cuando necesites solo gritar, si te hace bien grita, no dejes que nada ni nadie te lo prohiba. No dejes que la inseguridad tome el mando principal ya que ella y la ansiedad son las mejores amigas. Así que no calles nada, dilo todo, te digo como experiencia que cuanto más callas más duele, y cuanto más tiempo pasa, más fuerte es.
Confía, pero con cautela, pues las decepciones te llevan a grandes pozos si no las sabes manejar, incluso podrías conocer el mismo infierno.
Cuídate, valórate y escucha a quienes te quieren, ellos estarán siempre ahí para ayudarte. Esos grandes amigos que ahora te has dado cuenta que tenías, cuando los falsos se han ido, ellos te quieren y te ayudaran.
Y ni se te ocurra perder tu eje, tu motivación, porque ahí si ya estarás totalmente perdido. Te lo digo, cuesta mantenerla, pero no es imposible, es peor regresar cuando la perdiste toda.
Y sobre todo, jamás pierdas la fe, aférrate a ti, a tu familia y a lo que sea que creas, eso te dará luz y tranquilidad en los peores momentos, cuando creas que tu vida es un tormento interminable. Porque jamás será así. Si has sobrevivido a un ataque de pánico que es la muerte misma sin haber muerto, te puedes llamar a ti mismo un guerrero, porque mientras luches lo serás, y si decides no hacerlo, solo serás uno más de los medicados que deja pasar su vida. Sí, es rudo, pero es así.
Tienes que aprender las gamas de los días y adaptarte, porque una vez que la vences, tienes que trabajar día a día para que jamás regrese, y sabes que es así. Procura adaptarte a los días buenos y disfrutar los malos también, porque así es la vida, no se puede ser siempre tener días soleados, pero también hay que saber encontrar lo bueno de los días malos, en eso consiste la vida.
Y como último consejo de un sobreviviente a otro, no hay mejor remedio para evitar la ansiedad que escucharte a ti mismo e identificar la fuente de tu miedo, y cuando lo tengas, enfréntalo, si es difícil y te dará miedo y quizás que hasta una ansiedad terrible, pero después te sentirás libre. Ya lo hice, sé lo que sientes, y si no puedes solo/a, pide ayuda, donde sea y con quien sea, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte, sólo tienes que mirar hacia tu costado.