Creces, te gradúas, conoces a tu pareja, te casas, eres madre y todo eso lo vives junto a una o un grupo de personas a las que les confías todo; tus amigas… Un antropólogo logró demostrar lo mucho que afecta el amor en la amistad, dice: “cuando una nueva persona entra en tu vida, desplaza a otras dos de tu círculo más próximo, normalmente un familiar y un amigo”. ¿No te habías dado cuenta? Suele suceder una vez en la vida, pero si realmente es amor, y si realmente es amistad, no existe razón para dejar a uno de los dos de lado.
Esa amiga es y será la que siempre está para escucharnos, para repetirnos los consejos e incluso para decirnos que ya se cansó de decirnos lo mismo. Nos deja cometer lo errores para que nosotras aprendamos. Nos aconseja, nos acompaña, se ríe contigo y de ti. Y el silencio incómodo con alguien más se convierte en paz cuando estás con ella. Es increíble tener una mejor amiga, yo tengo tres… que siempre han estado ahí para mí. Cada una se unió a mi vida de forma distinta, pero estoy segura de que llegaron en el momento indicado para cumplir su misión.
¿Cuántas de ustedes se identificaron con Carrie, Samantha, Charlotte o Miranda? Yo sí fantaseé con esa idea. Porque todos tenemos una amiga que sólo está para aconsejarnos, otra para fantasear con el amor soñado, una que no le importa nada de lo que piensen los demás y por supuesto la conservadora que nos pone los pies en la tierra. Cada amistad se vive a la manera que tú quieras, y aunque en el presente me tocó vivirla a distancia, nada se compara con ella. Porque junto con la amistad va un sin fin de cosas que valen la pena; tiempo, dedicación, compromiso. Nadie se salva. Y créeme que es una de las mejores cosas que te puede pasar en la vida.