Susan Hickman vio un huevo roto en el suelo. Cuando se agachó para recogerlo, lo examinó y vio que un pequeño pájaro estaba saliendo de allí. Sin experiencia previa en el cuidado de aves, Hickman hizo todo lo posible por salvar la vida de quien ahora se ha convertido en su mejor compañía.

Antes de llevarse a la naciente ave consigo, Hickman trató de encontrar un nido cercano al lugar donde halló el huevo, mas no logró encontrarlo.

Una vez en casa, le puso un nombre al diminuto pájaro: Klinger.

Personas cercanas a Hickman le dijeron lo complicado que era rescatar al ave, pues era muy pequeña y necesitaba alimentarse cada media hora durante todo el día. Aún así, ella fue optimista e hizo una incubadora en casa.
Klinger no se perdió de una sola comida.

Y empezó a crecer.

Algunas plumas se asomaron.

Sus ojos se abrieron.

Y, pronto, ya era un estornino a salvo.

Aprendió a alimentarse por su cuenta.

Y a tomar baños bajo el lavamanos.

¡Le encanta jugar!
![source: imgur.com]()
Y aunque no pueda vivir al aire libre, porque no contó con el ejemplo de su madre, quien le hubiera enseñado lo básico que necesita para sobrevivir, junto a Hickman está muy feliz.