Hace un tiempo habíamos hablado de Ponso, un chimpancé de 40 años de edad que durante 30 años ha estado viviendo en una isla desierta en Costa de Marfil sin los recursos necesarios para vivir. Durante mucho tiempo, fue utilizado (junto a otros chimpancés) para pruebas en el Centro de Sangre de Nueva York (NYBC). Luego, fue abandonado sin piedad en aquella isla. Aunque la NYBC no ha hecho lo que corresponde (ayudar a esos chimpancés de los cuales abusaron por tanto tiempo), La Sociedad Humana de Estados Unidos, con la ayuda de donaciones, se ha esforzado por alimentarlos.

Dentro de las personas que han abierto su corazón a ayudar a chimpancés como Ponso está un hombre llamado Germain.
Él vive cerca de la isla de Ponso y aunque no tiene muchos recursos, se ha encargado de mantenerlo vivo con lo poco que puede ofrecerle: pan y bananas.

Pero a pesar de las experiencias negativas que ha vivido por culpa de los humanos, Ponso es un animal increíblemente noble.
Recientemente, fue visitado en la isla por Estelle Raballand, directora del Centro de Conservación Chimpanzee y el recibimiento que le dio no pudo ser mejor. Ponso no tuvo ningún problema con darle una cálida y amorosa bienvenida a Estelle.

No podía estar más feliz.
La abrazó como si la conociera de toda la vida; con un inmenso y sentido abrazo. Lleno de lindas carcajadas, disfrutaba del contacto humano y demostró con esto, la maravillosa capacidad de amor y entrega que tienen los animales.

Aunque ahora lo que más necesita es agua y comida, Ponso no se niega la oportunidad de reír y compartir con una mano amiga.

Nunca debió terminar en ese lugar, pero por fortuna, ahora hay personas preocupándose por él.