El dolor de ver partir a alguien que amas es indescriptible, lo sé. Verlo alejarse no genera el mejor sentimiento. Entiendo lo que sentiste, comprendo tu enfado y enojo hacia mí. No pretendo victimizarme con esto pero sí espero que al menos comprendas que ni él ni yo, planeamos que las cosas sucedieran como lo hicieron. Es por eso que intentaré empezar por el principio.
Años atrás entró en mi vida ese hombre por el que hoy lloras, nos conocimos y de alguna forma logramos llevarnos más que bien. Los años pasaron y con ellos nuestra amistad fue creciendo. Nos confiamos secretos. Reímos juntos. Crecimos juntos. Conozco cada detalle de lo que fue y lo que es, porque estuve allí.
Así como tu mejor amiga debe de saber cada detalle vergonzoso sobre ti, él sabe lo mismo de mí y yo de él. Nos hemos llegado a conocer de manera casi perfecta que podemos ser completamente auténticos frente al otro.
Lo he visto llorar por otras mujeres, he sido su apoyo, consejera, hermana y hasta madre en algunas ocasiones y él ha tomado todos esos papeles también. Hemos pasado y superado tantas cosas juntos que el afecto y cariño creció de tal manera que un simple “te quiero” ya no era suficiente y fue fácil sustituirlo por un “te amo”.
Así como nuestra amistad crecía a través del tiempo, lo que sentíamos también lo hizo, pero nunca fuimos más allá porque lo que había en juego valía mucho par ambos y quizá la cobardía de perder aquel lazo entre los dos, nos lo impidió. Entonces lo dejamos todo como estaba.
Un día llegaste tú a su vida y establecieron una relación maravillosa. Él estaba tan feliz a tu lado que eso me alegraba enormemente, de verdad. Me presentó como su hermana y yo estaba emocionada de conocer a la grandiosa mujer que lo estaba haciendo feliz.
Me encantó la manera en que lo mirabas, como lo tratabas, como lo amabas. Sabía que él no se había equivocado en escogerte y que lo que había entre ustedes era lindo y precioso.
Pero aquello no pesaba tanto como todos los años que ambos habíamos compartido y aquello que intentamos guardar, salió. De repente la cobardía se había ido.
Te puedo prometer que ninguno de los dos eligió que fuera así, las cosas simplemente pasaron y fue imposible seguir ignorando que en el tiempo en que fuimos mejores amigos, algo creció entre nosotros. Un sentimiento tan fuerte construido por años que fue inevitable que surgiera.
Dijiste que fue algo que ocurrió de la noche a la mañana, pero no fue así. Fue algo que se salió de nuestras manos sin control y lamentablemente tú estabas ahí cuando la bomba estalló. Pero créeme que te golpeó a ti tanto como a él y a mí.
No espero que logres comprender con totalidad lo que hoy te digo, pero sí espero que comprendas que esto fue algo que sucedió a través de los años y que jamás esperé que el día en que nos daríamos cuenta de lo que teníamos, tú estuvieras ahí.