Todos tenemos padres diferentes, algunos muy presentes y otros no tanto. Algunos, los que no tienen tanta suerte, no saben nunca quién es
Cuando era pequeña, mi padre se levantaba muy temprano junto con mi madre para que mis hermanos y yo estuviéramos listos para la escuela. Ella se preocupaba de los uniformes y la comida, y él de que llegáramos a tiempo al colegio.
Creo que nunca llegó del trabajo antes de las 9pm. Y nosotros siempre esperábamos ansiosos su llegada, lo íbamos a buscar a la puerta y llevábamos su maletín adentro. Mi mamá le servía comida y nosotros les hacíamos compañía hasta que ya era hora de irse a dormir nuevamente.
Antes, no era tan común tener estudios universitarios, por lo que él no los tiene. Cuando se casaron mis padres no tenían nada, pero él se abrió camino y se las arregló como pudo, hasta que se consolidó como un gran vendedor…del tipo que es capaz de venderle hielo a un esquimal.
Cuando miro al pasado, pienso que siempre tuve la suerte de tener a mi madre conmigo en cada paso. Siempre estuvo en casa haciéndonos compañía y cuidándonos, escuchando sobre cómo habían sido nuestros días en la escuela y cómo habíamos jugado con nuestros amigos.
A decir verdad, no tengo muchos recuerdos de algo similar con mi padre, siempre ha estado trabajando y como dije antes, nunca ha llegado antes de las 9 pm. Hoy, que ya tengo 25 años hay días en los que no lo veo…cuando el llega casa yo ya me fui para alguna fiesta o evento del momento. Y al otro día cuando me voy al trabajo tampoco nos vemos en la mañana.
Siempre ha estado trabajando…a veces me gustaría que lo hubiera hecho un poco menos para poder pasar más tiempo con él. Pero la verdad, es que sólo puedo decirle gracias. Todos estos años de intenso trabajo, de surgir desde la nada y de llegar cansado a casa han sido para que “nunca nos falte nada” tal como él dice, y la verdad es que nunca nos faltó. Es un hombre común y corriente pero a mis ojos tiene traje de superhéroe, siempre listo para todo lo que necesites.
Quizás no estuvo para todos los acontecimientos importantes, ni fue a las reuniones de apoderados, pero me enseñó con su ejemplo a ser perseverante y trabajadora. Se transformó en mi modelo a seguir porque a la larga lo único importante, es que él sacrificó todo su tiempo por su familia…porque su felicidad está con la nuestra y gracias a él hoy, somos lo que somos.
¡GRACIAS PAPÁ!