Tu almohada es nuevamente quién te escucha, quién recibe tus lágrimas y tus abrazos llenos de frustración. Su indiferencia te lastima nuevamente y él no lo nota, te dice que necesita espacio y te preguntas qué es lo que has hecho para llegar a este punto. ¿Soy demasiado sofocante? ¿Ya tiene suficiente de mí? ¿No soy lo que esperaba?
NO, cualquier cosa que te preguntes la respuesta es NO, porque si realmente hubiera algo de malo en ti tus lágrimas no estarían rodando sobre tus mejillas al leer esto. Por más que tratas de sacar esto adelante sientes que no puedes más, no tienes la suficiente fuerza para siquiera sonreír y lo peor es que al día siguiente para él no habrá pasado nada.
Esto es para ti, que duermes con el corazón roto, no hay motivo alguno para que llores, sé que lo amas, sé que lo necesitas, sé que te lastima todo lo que pasa, ¿cuánto más? ¿Cuántas veces más vas a llorar así? ¿Cuántas veces más vas a intentar llamar su atención, vas a darle regalos, dejarle notas, para que al final del día termines nuevamente con lágrimas en los ojos?
Nadie merece tus lágrimas y quien las merezca no va a permitir que las derrames, eres una persona valiosa, una persona única, alguien que merece un amor auténtico y no sé quién te dijo que el amor de verdad se encuentra en un pareja, no sufras más, el amor está en ti, ámate a ti, respétate a ti, valora cada cosa en ti y cuando lo hagas vas a descubrir lo maravilloso que puede ser dar y recibir amor de los demás, saca de tu cabeza la idea de que el sufrimiento es parte del amor.
Un deseo no cambia nada, una decisión lo cambia todo. Levántate, seca esas lágrimas, agradece, sonríe y AMA lo maravillosa que eres.