Yo creo que los seres humanos tenemos una capacidad para amar inmensa, pero como todo, esa capacidad tiene un límite, y existe un sentimiento, ese que corresponde a la primera vez que te enamoras, que sólo seremos capaz de sentir una vez en nuestra vida… Como si una parte de nuestra alma fuera arrancada de nosotros, cuando amamos a una persona por primera vez, jamás, por más que estemos felices y enamorados podremos llegar a ese límite nuevamente.
Siempre existirá alguien que cuando lo volvamos a ver el aire se vuelva un poco más espeso, se nos haga más difícil el respirar y nuestro corazón comience a latir sin ningún tipo de control. Como si quisiéramos salir corriendo y volver a los brazos de esa persona.
Quizás nos alejemos de este amor, la llama se apague, y continuemos y encontremos una nueva persona a quien amar… Pero esa persona que amamos por primera vez, siempre, pero siempre tendrá el gran don de hacernos suspirar una vez más; al encontrarla en alguna tienda, o en el cine con alguien más… Siempre la vamos a mirar porque una parte de nuestra alma está pegada a ella y esa parte no la podremos tener nunca de vuelta. Jamás podremos entregársela a nadie más tampoco porque es esa parte de nuestra alma que nos hacía entregarnos sin pensar en las consecuencias…
Y después de esa primera vez que nos enamoremos, siempre vamos a amar con un poco de temor, midiendo nuestros pasos, tomando en cuenta a dónde vamos y cuidándonos de no volver a ser lastimados… Así que esa parte de nuestra alma que entregamos y jamás podremos tener de regreso será la única cosa que siempre nos conectará a esa persona, sin importar los años que estemos alejados, sin importar lo mal que hayamos terminado, una parte de nosotros se quedará en ese lugar y el darnos cuenta de eso duele más de lo que quisiéramos realmente aceptar…