Pasé 4 años de mi adolescencia compartiendo vida con otra persona, en ese largo período crecí y maduré hasta llegar a la persona que soy ahora. Las cosas no siempre salen como deberían, te enamoras locamente de alguien y sientes que vas a estar el resto de tu vida al lado de ella, pero no, no siempre es así. Eso era lo que yo pensaba.
Tras estamparme de lleno con la realidad y darme cuenta de que las parejas por muy fuertes que sean los vínculos que las unen no duran para siempre, entendí que el verdadero amor significa mucho más que estar emparejado con alguien.
Cuando amas durante tanto tiempo a una misma persona, es imposible olvidarla. Tal vez puedas dejar atrás el hecho de tener el corazón roto, pero esa persona formará parte de ti durante toda la vida, por eso, mi conclusión tras estas experiencias, es que aunque tu pareja ya no lo sea, no significa que no pueda ser una de las personas más importantes de tu vida ya que esta misma te conoce, y te conoce de una forma única.
Cuando a pesar de haber terminado una relación sigues velando por su felicidad, por tu felicidad y por la felicidad en sí, te das cuenta de que el amor verdadero no está anclado al ser una pareja, sino a una persona que fue y es importante para ti, que te ha hecho ver la vida, que te ha hecho sentir, que te ha hecho aprender y que por lo tanto, es una persona a la que le tienes que estar agradecida.
Con esto tampoco estoy diciendo que una relación no pueda durar para siempre, pero a veces tienes que alejarte de tu relación para encontrar el equilibrio propio y cuando esto llegue a su fin, comenzar otro capítulo, que puede ser la continuación de tu historia de amor o el comienzo de una nueva, todo depende de nosotros.
El amor verdadero no es amar a tu pareja, es valorarla como la persona valiosa que sigue siendo, independientemente de que los sentimientos ya no sean los mismos.