Lamentablemente, hoy en día no es algo extraño enterarse de la violencia que se genera entre los niños en sus escuelas. Ya sea verbal, física o psicológica, este tipo de violencia es algo bastante preocupante para la sociedad y sobre todo para los padres de los niños que están día a día en un ambiente que a momentos se vuelve hostil.
Así es el bullying, una preocupación que para los adultos es posible comprender como un fenómeno social, pero que para los niños no es más que un sufrimiento.
Dentro las escuelas, sin embargo, la parte más difícil se la llevan las niñas. Si eres una, de seguro sabes lo que es encontrarte con un grupo de niñas malvadas o incluso formar parte de uno, estás constantemente en competencia, siendo influenciadas por terceros para destacar, ser mejores que las demás y excluir a otras niñas. Por eso no te sería difícil imaginar (o saber por experiencia propia) cómo las niñas pueden llegar a ser las más crueles entre ellas.
Si eres madre o padre de una niña, sabes que quieres que el mundo sea el mejor lugar para ella; si fuiste víctima o testigo de violencia por parte de niñas malvadas en tus años de escuela, también sabes lo triste que es pasar por ese tipo de experiencia; la diferencia es que ahora como adulto puedes tomar cartas en el asunto y efectivamente hacer algo Pero, ¿qué puedes hacer para cambiarlo?
Todo empieza con la forma en la que estás criando a tu hija.
Imagina un mundo donde las mujeres se apoyan y respetan entre ellas, ese es el mundo que de seguro esperas construir para tu hija. Y ella es una parte fundamental en el camino para lograrlo. Construye junto a ella una persona incluidora, una persona que aprende a aceptar las diferencias y además, las incluye en su vida. Porque una persona incluidora sabe cómo perdonar a otros y cómo perdonarse a sí misma, así como también conoce el beneficio que esto trae para ella.
Para lograr esto, también debes mirarte en el espejo y evaluar lo que tú estás haciendo. ¿Estás siendo una persona incluidora? Porque no hay forma más fácil de enseñarle algo a tus hijos que dándoles el ejemplo, debes comenzar a serlo tú también. Y entre más temprano lo hagas, mucho mejor, porque el bullying comienza a muy temprana edad.
Una forma de cambiar las cosas, es empezar a realizar un cambio por tu cuenta.
Cría niñas que sepan acompañarse entre mujeres, niñas que se hagan respetar entre ellas, que sepan decir lo que piensan y no tengan miedo de hacerlo. Empieza por criar niñas que puedan encontrar su propia tribu de mujeres y conviértete en la primera en formar parte de su tribu, sé su figura materna. Sé una persona que la inspira, que la deja crecer y que le permite darse cuenta del potencial que tiene como mujer. Rodéate de otros padres que piensen que es posible tener un mundo libre de niñas malvadas y lleno de niñas incluidoras. Demuéstrenles que es posible sobrevivir sin tener que convertirse en una niña malvada, sino que es mucho mejor apoyarse y avanzar juntas.