Hace un tiempo se había anunciado que en la ciudad de Ouarzazate, en Marruecos, se llevaría a cabo un proyecto de energía renovable como ningún otro: la planta de energía solar más grande del mundo sería instalada allí para proporcionar a Marruecos energía limpia. Finalmente, después del anuncio, la primera sección de la planta solar fue encendida por el Rey Mohammed VI y es el primer paso para cumplir la meta propuesta para el 2030: generar el 42% de la electricidad de Marruecos a partir de energías renovables (viento, agua y sol).
La sección de la planta que se encendió se llama Noor 1.
Se espera que produzca energía para un millón de hogares durante 20 horas al día (en 24.3 kilómetros) y tres horas más de energía después de que el sol se oculte.
La planta utiliza tecnología solar térmica en lugar de paneles solares. Es decir, espejos que persiguen el movimiento del sol para concentrar rayos solares y calentar aceite en tuberías.
Dichos tubos de aceite se utilizan para crear el vapor que prenden las turbinas, creando así electricidad. ¿Lo bueno de esta técnica? Que el aceite se puede utilizar para derretir una sal que se almacena en tanques. La sal almacenada sirve para producir electricidad después de que el sol se esconde.
Contenedor de sal:
Cuando el proyecto se concluya, la planta cubrirá un área mayor que la capital (Rabat) y será la más grande del mundo.
Eventualmente, esta gigantesca planta producirá tanta energía que no sólo suplirá las necesidades de la nación, sino que podrá exportar lo que le sobre a Europa. Se espera que esté 100% lista para el 2018 y que produzca un total de 560 megavatios. Obviamente llegar a esto no ha sido fácil. Sólo en términos económicos, la inversión es millonaria; la planta hasta el momento ha recaudado 3.900 millones de dólares de un total aproximado de 9.000 millones de dólares necesarios para concluir el proyecto.
Se espera que el precio de las plantas solares disminuya cada vez más. Sólo así, será viable construir más proyectos como estos en el mundo entero.