Pedalear cerro abajo, rafting por un caudaloso río y sumergirse en aguas termales, son parte de esta aventura.
En medio de las montañas y la selva de Perú, hay un lugar que se esconde perfectamente entre las nubes y que por siglos fue un completo secreto. Se trata de Machu Picchu, una ciudad Inca con templos, palacios, andenes, canales de agua, que muestran lo que una gran civilización fue capaz de edificar con sabiduría.
Un lugar realmente impresionante, que por su importante legado histórico es considerado desde 1983 como Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Y que bueno, desde entonces se ha convertido en uno de los destinos preferidos de todos los turistas que visitan Perú.
Para llegar hasta la cima hay muchas opciones. Lo recomendable es iniciar el tour desde la ciudad de Cuzco. Desde ahí se puede viajar en tren hasta Aguas Calientes y tomar un bus que te deje en esta maravilla del mundo moderno. Además, existe la ruta del Inca, un extenuante camino que los antiguos pobladores utilizaban para subir, y también, y a mi parecer la más entretenida que es el Inka Jungle.
Se trata de un recorrido que combina deportes de aventura como bicicleta de montaña, rafting, tirolesa y caminata durante 4 días hasta llegar a Machu Picchu y Huaynapicchu. El Camino Inka Jungle es el tour preferido por jóvenes de todo el mundo y las razones las podrás descubrir a continuación.
Día 1: Cuzco – Pispitayoc (bicicleta y rafting)
En un bus, nos recogieron de nuestro hostal en Cuzco y partimos al “Valle Sagrado” de los incas. Llegamos al pueblo de Ollantaytambo alrededor de las 8:30 a.m. para tomar desayuno y comprar agua, frutas y snacks para el resto del tour. Luego nos llevaron hasta el punto más alto del recorrido, el paso “abra Málaga” a 4.330 m.s.n.m y desde ahí, iniciamos un descenso con las bicicletas en dirección a la selva baja.
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El camino es maravilloso. Se puede escuchar a los monos jugando entre los árboles, las mariposas se posan en tu ropa y cada vista es más espectacular que la anterior. Se pasa por sobre riachuelos que te mojan los pantalones, barrancos que dan escalofríos, poblados fantasmas, campos frutales y luego de aproximadamente 2 horas y media de descenso, se llega a Huamanmarca, donde nos esperaba un delicioso almuerzo buffet en un restorán de comida típica peruana.
Con el estómago lleno y el corazón contento nos dirigimos al siguiente desafío. Un rafting en las movidas aguas del río Vilcanota. Qué manera de pasarlo bien en ese bote y qué manera de quedar empapados.
Catalina Vásquez
Día 2: Pispitayoc – Santa Teresa (caminata)
Tras de una noche de fiesta, dormir en un clima tropical y un delicioso desayuno a base de frutas, yogurt y granola, se inicia una caminata con la mochila a la espalda que recorre parte del Camino Inca Tradicional. Un tramo imperdible, donde se puede aprender mucho sobre flora y fauna, teniendo en cuenta por supuesto, que se está en la selva Amazónica, una de las áreas más ricas en biodiversidad del planeta.
Catalina Vásquez
Almorzamos en la pequeña aldea de Kellomayo, y tras un merecido descanso en hamacas, continuamos caminando hasta nuestro destino. Los increíbles baños termales de Cocalmayo en el pueblo de Santa Teresa. Un lugar que está escondido entre las rocas, al que es bastante difícil acceder, pero que sin lugar a dudas vale la pena, para limpiarse el sudor de todo un día de caminar y relajar los músculos.
Fuente
Día 3: Santa Teresa – Agua Calientes (tirolesa- caminata)
Luego de otra noche de fiesta y pisco sour en los acogedores pubs de Santa Teresa, sigue la aventura. Colgarse de una tirolesa y cruzar los cerros desde las alturas es lo más entretenido que puedas imaginar (si es que no tienes vértigo por supuesto). Y bueno, tras tanta adrenalina, un almuerzo en la hidroeléctrica y la posibilidad de caminar por la línea del tren hasta Aguas Calientes y nuestro destino es simplemente impagable.
Catalina Vásquez
PD: En esa parte hice trampa y me arrepiento. ¿La razón? Beber agua de la llave me enfermó, vomité por más de 24 horas y decidí irme en tren desde la hidroeléctrica para no esforzarme. Sin embargo, podía apreciar la belleza de los paisajes a mi alrededor, y comprendí, que no la estaba disfrutando de la misma manera que mis amigos que iban caminando.
Día 4: Machu Picchu (visita de la Ciudadela Inka)
Nos levantamos antes de que saliese el sol y partimos con un paso ágil hasta el lugar por el que tanto habíamos esperado. Eso significó otra caminata por la selva, esta vez cerro arriba y pisando escaleras que se construyeron hace siglos.
Cuando llegamos a la cima, no lo podíamos creer. ¿Un resumen de mi sensación? Justo estaba asomando el sol entre los cerros y las nubes. Machu Picchu era mucho más de lo que hubiese imaginado al ver fotos. Una construcción impresionante que nos dejó a todos con la boca abierta.
Un lugar que se convirtió de mis preferidos en el mundo y al que volvería sin pensarlo ni un segundo. ¿Por algo lo habrán considerado como unas de las 7 maravillas del mundo moderno, o no?
Catalina Vásquez
Nota: Si quieres tener la mejor vista de Machu Picchu, entonces no dudes en escalar el Huaynapicchu. Se trata del cerro que está en frente de la ciudad y que es aún más alto. Una aventura extrema, por escaleras de madera entre la vegetación que por momentos te arrepentirás de estar subiendo, pero que al llegar hasta la vista final, te dejarán absolutamente asombrado.
Vista desde Huaynapicchu
Si te pareció interesante el Inka Jungle, entonces no dudes en revisar las fotografías a continuación: