Un monitor cardiaco puede realizar un seguimiento constante de tus pasos, frecuencia cardíaca y calorías quemadas, pero en el proceso, también puede capturar inadvertidamente acontecimientos de la vida, como la angustia. Eso es lo que un hombre israelí aprendió hace poco cuando vivió una de las experiencias más angustiantes de su vida.
Todo comenzó un sábado cuando Koby Soto, de 28 años, y su novio planeaban tener una noche libre de estudiar para los exámenes. Soto vive en Tel Aviv donde se encuentra a punto de terminar una licenciatura en derecho en la Universidad de ese estado.

Entonces Soto recibió una llamada de su novio:
-“Él dijo que íbamos a tener que cancelar, y dije ¿Por qué?.
-Él dijo: Las cosas no están funcionando como deberían,
-Le dije: ¿En serio? ¿Estás haciendo esto por teléfono?”
Esa noche, un triste y aturdido Soto le contó a un amigo, quien le dijo que se relajara. Soto respondió que no podía dormir o incluso estudiar. Para demostrarlo, abrió su aplicación que monitorea sus actividades con la intención de compartir una captura de pantalla de su ritmo cardíaco en ese momento.
Durante los últimos cinco meses, él ha usado un Fitbit Charge HR, uno de los muchos aparatos con los que él ama cuantificar su vida. Para su sorpresa, la aplicación mostró los datos de todo el día, empezando por la mañana cuando el promedio de su frecuencia cardíaca en reposo era de 72 latidos por minuto. Después que recibió la llamada aumentó a más de 88; en un punto alcanzó los 118 y por la noche regresó a sus niveles normales.

Soto por lo general mira la aplicación después de su entrenamiento en el gimnasio, pero la mayoría de las veces, dice, se olvida de que el dispositivo está siguiendo en silencio sus signos fisiológicos durante todo el día. “Yo no estaba haciendo nada, no fui al gimnasio, no esperaba que el monitor me siguiera”.
“Siento que es bueno tener un registro que te confirme lo que sientes. Puedes decirle a la gente que te rompieron el corazón y te sientes mal. La gente es mucho menos cínica si les muestras datos. Cuando tú estás así, tienes algo que mostrar”.
-Soto-
A medida que más y más personas usan dispositivos de seguimiento se dan cuenta de lo que Soto dice: Los artefactos no sólo capturan los datos que tu deseas sino todo lo que sucede mientras los llevas puestos.

En meses pasados, se conoció el caso de un adolescente de Massachusetts, Estados Unidos, que fue al médico después de recibir una serie de lecturas inusualmente altas de la frecuencia cardíaca que vio en su Apple Watch, y se enteró de que eran signos de una lesión muscular potencialmente mortal.
Los investigadores también están dando estos aparatos llamados ‘wearables’ y aplicaciones para teléfonos inteligentes a participantes de ensayos clínicos para aprender sobre cómo condiciones como enfermedades cardíacas y el asma afectan la vida cotidiana.
Soto sigue recuperándose y trata de mantenerse ocupado. Sin embargo hubo un lado positivo, su captura de pantalla compartida en Twitter empezó a ganar cientos de retweets y likes y su ritmo cardiaco, dijo, “es un poco más alto”.