Chris se dirigía a casa en un día de lluvia, cuando junto al camino vio a una ardilla retorciéndose en el suelo. Se bajó del coche y tomó al pequeño animal en sus manos, lo inspeccionó rápidamente y descubrió que tenía gran parte de su cabeza inflamada, probablemente por algún fuerte golpe. Chris, que por circunstancias de la vida ya se había hecho cargo de una ardilla bebé que rescató hace unos años, supo exactamente lo que debía hacer. Contactó a un refugio de rehabilitación de animales y logró conseguir la medicación necesaria para tratar su inflamación, luego una vez en casa la mantuvo abrigada y vigiló cómo evolucionaba su estado de salud.
“No podía caminar o tomar agua por su cuenta, realmente no podía hacer nada. Pero logramos darle agua con una jeringa”
–Chris–
Pronto se hizo evidente para Chris y su esposa, que si él no la hubiese recogido lo más probable es que no hubiese sobrevivido por su cuenta.
El golpe que recibió en la cabeza, había alterado también su comportamiento. La ardilla, a la que llamaron Mitten (mitón) porque la esposa de Chis dijo que al tocarla se sentía como uno de estos guantes, no se comportaba como las demás ardillas y de hecho parecía haber perdido su capacidad de sentir miedo ante cualquier cosa –algo fundamental para sobrevivir en estado salvaje–. De hecho, Chris cree que probablemente la ardilla no vuelva a ser como antes y por lo tanto se mantenga junto a ellos por mucho tiempo.
“Mi última ardilla, a la que cuidé desde que era una recién nacida, se volvió prácticamente salvaje. Ya no quería que la tomáramos, pero nos reconocía y le gustaba visitarnos y relajarse junto a nosotros en el jardín trasero. Esta ardilla tengo el presentimiento de que se quedará dócil, más que nada por sus problemas mentales. Es más vieja que la otra ardilla que tuve y que se tornó salvaje, pero aún es muy dócil”
–Chris–
Un día la mujer de Chris jugaba con ella cerca del árbol de Navidad y notó que se sentía muy atraída hacia él. Así que se apartó de su camino y la dejó un momento sola. Lo primero que la ardilla hizo fue saltar al pino navideño donde parecía bastante a gusto.
Pero Navidad no dura para siempre, y ese árbol no estaría allí mucho tiempo más, así que ambos decidieron construirle un espacio de alrededor de 1m x 2m donde la ardilla pudiese recuperarse tranquila y donde ojalá cupiera un pequeño árbol vivo.
“Amamos a los animales, y tenemos el hábito de rescatar a aquellos que lo necesitan. Hemos tenido muchos animales rescatados en el pasado”
–Chris–
El mundo necesita a más personas como él.