Esta es una historia que nos emociona y nos hace conscientes del enorme corazón que puede esconderse tras un pequeño dachshund. ¿Cuántas veces hemos sabido de niños que mueren a causa del ataque de perros bravos? Una niña serbia, atacada por un gran mastín, hoy le debe a la vida a un pequeño “perro salchicha” que murió en su intento por salvarla.
En Pancevo, ciudad del norte de Serbia, vivía un gran mastín, un perro bravo que su dueño siempre mantenía en una jaula. Pero sucedió que un día el perro decidió escapar y se dirigió a un parque cercano, donde una niña de 11 años, Sofia Vucetic, estaba andando sobre sus patines. Se acercó a ella y la atacó, mordiéndole los brazos, las piernas y luego arrastrándola hasta su jaula. La niña gritaba desesperadamente.
Por el parque también paseaba un hombre junto a su perro dachshund, llamado Leo. El pequeño se alertó mucho cuando oyó a la niña gritar y corrió hasta ella. Se acercó al mastín y comenzó a morder sus piernas, como intentando distraerlo.

La gran bestia se distrajo y comenzó a atacar a Leo, iniciándose así una lucha desigual entre ambos animales.
Mientras Sofia escapaba, Leo era herido por el mastín gravemente. Una mujer de 35 años, Milica Panajotović, fue testigo de los hechos y así los describe:
“La chica vio el perro corriendo hacia ella porque estaba ladrando, pero no tenía ninguna posibilidad de escapar y la golpeó volando. Entonces mordió sus brazos y piernas y comenzó a arrastrarla de vuelta a su jaula. Yo estaba sin habla y sin poder moverme y había un hombre paseando a su dachshund que también parecía congelado en el lugar. Pero su perro se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, pasó por encima y comenzó a ladrar al perro más grande, tratando de morderlo en la pierna. Esto distrajo al mastín que se dio cuenta y comenzó a pelear con el dachshund. Por supuesto que no fue una batalla muy pareja y el dachshund fue gravemente herido”.

La niña fue llevaba inmediatamente al hospital, mientras unos hombres golpearon con palos al mastín, provocándole la muerte. Por su parte, Leo figuraba malherido. Se llamó a un veterinario que le realizó una operación de urgencia pero, tristemente, Leo no sobrevivió.
El pequeño dachshund había sido llamado Leo por su dueño porque, a pesar de su tamaño, siempre fue un perro valiente que no le temía a nada.
La madre de Sofia recuerda cómo el mastín tiraba de su pequeña hija como si ésta fuera un muñeco de trapo, asustada y desesperada.
“No puedo imaginar qué hubiese pasado si ese pequeño perro no hubiese sido tan valiente. Oramos por el perro ya que salvó la vida de nuestra hija”.
Luego de que Sofia fue curada y dada de alta, comenzó a rondar una idea entre la comunidad cercana al parque; debían honrar a Leo de alguna forma, recordar la valentía de ese pequeño que salvó la vida de una niña, que su historia fuera conocida por todas las generaciones de niños que pisaran esa plaza.
Entonces decidieron erigir una estatua a Leo, la que vigilará por siempre a todos los niños que jueguen en el parque. Se trata de la primera estatua de un perro erigida en la ciudad de Pancevo. El activista sobre derechos animales en Serbia, Ivan Kurajov, señala:
“La idea es crear conciencia sobre cómo los animales son importantes para nosotros y la forma en que siempre están ahí cuando los necesitamos”.

Bajo la estatua hay una cita que dice: “Para todos los pequeños héroes con grandes corazones”.
Nos alegramos de que Sofia esté sana y, donde se encuentre, agradecemos a Leo por su valentía y su enorme corazón.