Casi todos vivimos en una casa o un departamento común, de una ciudad común, en circunstancias más o menos comunes. Sin embargo, alrededor del mundo hay cientos de personas que se atreven a más y eligen vivir en lugares no convencional: aviones, bajo tierra, sobre un puente o en construcciones de piedra. El caso de Lee Wachtstetter es lujosamente insólito: su casa es un crucero.
Todo comenzó hace 7 años, cuando tras medio siglo de un feliz matrimonio, su esposo falleció de cáncer al pulmón. Lee siempre había compartido su afición con los cruceros con él. Habían realizado 89 viajes juntos por los mares y océanos. Por eso fue que Manson, quien fue banquero toda su vida, se aseguró de que su amor no cambiara su estilo de vida, tan aventurero como lujoso, y le pidió que nunca dejase de viajar.
Lee no dudó ni un segundo en cumplir el último deseo de su compañero de toda la vida, y vendió su fastuosa casa en Ford Lauderdale, Florida. Con 79 años, se instaló su residencia permanente en un crucero de lujo Crystal Serenity, y hoy en día, con 86 años, la mujer sigue a bordo.
No le importa gastar más de 160 mil dólares por alojamiento y comida, y la tripulación del crucero la llama cariñosamente “Mama Lee”. Durante los últimos 7 años ha estado en más de 100 países distintos y ha dado la vuelta al mundo unas 15 veces. Aunque no suele pisar tierra con mucha frecuencia, los destinos que más le gustan son Asia y el Gran Bazar de Estambul.
Mantiene el contacto con sus 3 hijos y 7 nietos por internet, y jamás se pierde un baile nocturno del crucero.
“Es una mujer increíble, una mujer única”
-Hubert Buelacher, director del hotel del Crystal Serenity-
El dinero de Lee todavía la mantendrá un buen tiempo viajando por el mar. Aunque tan pomposo estilo de vida, también tiene sus desventajas: durante todos estos años de placer ha engordado 11 kilos.
