Los días, meses o incluso el año en el que nos dejamos de ver, no fueron pretextos para distanciarnos. Después de pasar mucho tiempo sin verte, era sensacional poder mirarte y platicar como si sólo apenas ayer nos hubiéramos dejado de ver.
El cariño que te tengo, las muestras de amabilidad que yo tenía hacia ti siempre fueron en forma de amistad, y uno nunca piensa que lo bueno que hacemos servirá para que alguien se enamore de nosotros. Hasta el día que me dijiste que me amabas, no comprendía porque nuestra relación, a pesar del tiempo, no se perdía. Siempre me demostraste tu amor con pequeñas muestras que eran difíciles de ver, pero hasta el día que mostraste tus sentimientos hacia mí, fue cuando me di cuenta del gran amor que me tenías.
Tus pláticas, las risas de mis absurdas bromas, el que me tomaras de la mano al cruzar una calle y te quedaras con ella a pesar de ya haberla cruzado, son pequeños detalles que no comprendía hasta que me revelaste tus sentimientos. Por eso te pido perdón desde el fondo de mi corazón, porque a pesar de mostrarme ese gran cariño que tienes por mí, no pude corresponderte. Por más que mi ser grita que eres una de las mejores personas que he conocido, por más grandes que fueran tus afectos hacia mí y por más increíble que has sido conmigo, no puedo decirte que te amo…
Si es difícil aceptar que una persona nos rechace, el rechazar a alguien a quien le tienes un gran afecto, no deja de ser menos horrible.
Te quiero demasiado, por eso me dolió decirte que no, porque a cualquiera le puedo mentir, menos a ti, que me has mostrado tu corazón y que harías lo que fuera por mí, pero por más que lo desee, no puedo amarte como tú me amas a mí. Tal vez tengo al amor de mi vida frente a mí, pero mi corazón no quiso corresponderte… por favor perdóname, no quiero perderte.