Todo comenzó en 2013 en Bonfil México. Una perrita llamada Luna deambulaba por las calles y estaba completamente en los huesos. Se notaba que necesitaba ayuda rápidamente, porque su hora final se veía cada vez más cerca. Sola y asustada, no tenía dónde ir.
Pero su suerte cambió cuando conoció a la fotógrafa Tracey Buyce. Ella encontró a esta pobre perrita maltratada en un jardín, sus negligentes dueños habían dejado de ocuparse de ella. Fue así como Buyce se instaló frente al hogar y comenzó a exigir a sus dueños que se la entregaran. Independiente si los dueños pusieron resistencia o no, ella no se iría sin la pequeña Luna.

Los dueños no tuvieron más opción que entregársela y Tracey la llevó a la Clínica Internacional CANDi. Buyce estaba ansiosa mientras esperaba que le informaran los resultados, aunque se mantenía optimista.
Lamentablemente Luna sufría de inanición y además tenía un tipo de cáncer, aunque tratable.

Sin pensarlo por mucho tiempo decidió llevarla a Cancún donde el doctor Jorge Arturo Dzul y otros voluntarios la ayudaron a sanarse.

Todos querían darle un hogar perfecto para que estuviese feliz y gracias al voluntario Héctor Navarro, quien vive en Nueva York, obtuvo lo que merecía. Él viajó en 2013 con Luna y en el aeropuerto le dieron una hermosa bienvenida: toda la familia se reunió para celebrar al nuevo integrante de la familia.

Hoy luna vive felizmente junto a su familia y su trágica historia quedó en el pasado.



¡Qué bueno saber que todo terminó bien!