Sus seguidores le envían comida mediante un balde que él sube y baja con cuerdas
Cada uno tiene su propia forma de vivir sus creencias. Los que son religiosos suelen optar por rutinas de oración o por los canales habituales instaurados por iglesias o tradiciones antiguas. El lado espiritual de las personas es algo que se ejercita, no basta sólo con tomar una teoría como cierta para considerar el trabajo hecho. Un monje de Georgia lo sabe muy bien, por eso mismo ha decidido recluirse en un pilar para sentirse más cerca de Dios.
Amos Chapple
En la cima de esta torre de 40 metros llamada el Pilar de Katshki, vive en un estado constante de meditación. El silencio y el azul del cielo son sus únicos compañeros. Su nombre es Maxime Qavtaradze, tiene 59 años y una barba larguísima. Anteriormente había estado en la cárcel, lo cual fue una experiencia que le cambió la vida; con ese dato podemos entender mejor su presente y su decisión de pasar el tiempo en soledad. Él está dedicado a fortalecer su espíritu, sólo baja dos veces a la semana por una escalera ubicada a un costado del pilar, aunque también tiene seguidores que le llevan comida y las provisiones necesarias.
Amos Chapple
Maxime ha pasado 20 años en su monasterio individual. Ahí puede apreciar la maravillosa vista que le ofrece el paisaje, lee libros, ora, reflexiona y prepara las enseñanzas que transmite a sus “discípulos”.
Amos Chapple
Sin duda hay que tener una vida interior muy desarrollada para permanecer ahí durante tantos años. Estando en las alturas, Maxime se desconecta de la civilización moderna y de los problemas del día a día. Él apunta a resolver algo distinto, quiere llenarse de sabiduría para ser más apto para transmitir el mensaje religioso.
Amos Chapple
Maxime trabajaba como operador de grúa antes de hacer sus votos, por lo que podría decirse que está acostumbrado a las alturas.
Amos Chapple
Él mismo dice: “Es acá arriba en el silencio donde puedes sentir la presencia de Dios”.
Amos Chapple
20 minutos demora en bajar la escalera de 40 metros para rezar con sus seguidores.
Amos Chapple
El fotógrafo Amos Chapple fue a visitar al monje para retratar su estilo de vida, sin embargo, en un comienzo no le fue permitida la subida. Primero tuvo que integrarse a grupos de rezo para demostrar lo comprometido que estaba con el monasterio. Así pasó casi una semana haciendo rutinas de oración de 4 horas en la base del pilar, hasta que finalmente se le dejó subir con la cámara.
Amos Chapple
Él aprendió mucho de su estancia con Maxime. El monje le explicó que los cristianos habían tomado el modo de vida de estilita para alejarse de las tentaciones mundanas. El monasterio en el que se encuentra viviendo el religioso fue construido hace cientos de años. El explorador Alexander Japaridze documentó el lugar en 1944 cuando, luego de subir hasta la cima, encontró el cadáver de un monje que había fallecido.
Amos Chapple
La vida anterior de Maxime estuvo lejos de ser tan pacífica como lo es ahora. “Cuando joven yo me emborrachaba, vendía drogas, de todo… Terminé en prisión y supe que era el momento para un cambio”.
Amos Chapple
“Acostumbraba a beber con amigos en las colinas cercanas al pilar y mirábamos este lugar. Conocíamos a los monjes que vivían ahí y yo sentía un gran respeto por ellos”.
-Maxime Qavtaradze-
Amos Chapple
En 1993 Maxime hizo sus votos monásticos y subió al pilar para establecer su nueva vida en las alturas. Al principio no había nada, así que tuvo que dormir en un refrigerador para protegerse del clima. De a poco se han ido haciendo cambios y construcciones en el monasterio, lo que le da ciertas comodidades básicas. Ahora ya tiene varios seguidores y una comunidad religiosa suele frecuentar la base del pilar.
Amos Chapple
Hay gente que le ayuda y le da lo que necesita para vivir. Él les da lo único que tiene: sabiduría y afecto.
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