Estamos en una sociedad en la que es cada vez más importante la aceptación social. Usamos Facebook, Instagram y Twitter, entre otras, como principales vías para captar la aprobación de las demás personas, muchas veces cayendo en la idea de obtener miles de “me gusta” por cada foto que publicamos o por cada comentario que expresamos. Mientras más “likes”, mejor. Mientras más “likes”, más aceptado eres por parte de los demás y mejor te sientes. Tal como le sucede a esta chica llamada Karis Rogerson.
Karis es sincera y comenta que cada vez que publica una foto suya y obtiene muchos “me gusta” en las redes sociales se pone contenta y se siente más bonita. De lo contrario, seguirá tratando de entender por qué resulta ser poco atractiva para los hombres.
Esta es su historia:
“Estoy cien por ciento convencida de que soy poco atractiva para el sexo masculino. Ni siquiera le creo a mis amigos cuando me dicen que luzco bien y tengo una evidente tendencia a sentirme mal por como luzco frente al espejo. Pero me tomo muchas selfies. Así que, ¿qué importa?
No me siento linda hasta que mi selfie tenga muchos “likes”, y tengo que contenerme de publicar demasiadas en Instagram, muchas veces porque me da miedo que la gente me juzgue o crea que soy narcisista.
La verdad es que lo soy. Lo soy en el sentido de que pienso mucho en mí. Pero muchos de esos pensamientos son negativos. Mi mente está llena de insultos y palabras que me destruyen. Así que, cuando me tomo una buena fotografía y tengo muchos “likes”, me siento mucho mejor conmigo.
43 “me gusta” quizá no sean mucho para ti, pero tengo un promedio de 2o “likes” por foto, así que es bueno para mí. Una de las razones por las que me gustan las selfies es porque creo que me dan un mejor ángulo de mi cara. Odio cómo luce mi cara de frente. Cuando me miro en el espejo me siento gorda, fea e hinchada, aunque las personas no me vean de esa manera. Con una selfie puedo manejar el ángulo de la cámara hacia un lado de mi cara y, al parecer, eso lo cambia todo.
Recientemente tuve la oportunidad de participar en un programa en vivo. Me encantaba la manera en la que estaba sentada detrás del escritorio con mi chaqueta y la credencial que decía “periodista” frente a mí. Claro, me tomaron fotografías. Una de frente y después yo me tomé una selfie. Y, claro, la que publiqué fue la segunda, pues prefiero las selfies.
De hecho, soy la chica que se toma 15 selfies, envía 3 a sus amigos y finalmente edita una y la publica, porque es la mejor.
Lo que me molesta es lo mucho que me cuesta tener buenas fotos y lucir bien. Me he dado cuenta de que necesito que a las personas les gusten mis fotos y me digan que me veo linda. Lo cierto es que, a un nivel intelectual, sé que soy más de lo que luzco. Entiendo que soy divertida, inteligente y que la gente puede amarme por lo que soy y no por cómo luzco.
Pero la verdad es que nunca he aprendido eso. Aún creo que mi apariencia es el principio y el fin de mi validez. Así que cuando a la gente no le gustan mis fotos, o cuando no me siento bien por como luzco, me siento muy mal.
Nunca he sido el tipo de chica que impresiona a los demás. Esa es mi mejor amiga. Yo soy como la cómplice, no la amiga linda. Así que la aprobación de mi apariencia por parte de la gente es enorme para mí. Y no es que la gente tenga el hábito de hacerte un cumplido como si nada, esa es la tarea de las redes sociales.
Hay mucho que hablar sobre las redes sociales y el narcisismo de vivir en Instagram. Lo sé, sé que mi obsesión con las selfies y “likes” no es sana. Sé que no está bien, pero eso no me ayuda cuando me siento mal y lo único que me hace sonreír es el hecho de que el chico que me gusta le dio “like” a mi foto”.
¿Qué opinas de lo que vive Karis y de lo que debe hacer para sentirse bien?