A veces las cosas no resultan tal como planificamos o esperamos. A veces creemos que aquellas personas que conocemos en la vida se quedarán para siempre a nuestro lado, tal como esos amigos con los que somos inseparables. Creemos que esa amistad jamás se romperá y que permanecerán junto a nosotros toda la vida. Pero lamentablemente no siempre es así, pues, verás, el tiempo y la vida siempre se encargan de ponernos a todos en nuestro lugar. Y a veces eso significa que tienes que separarte de quienes eran tus mejores amigos o, peor aún, ver cómo te dejan de lado. Y a veces sin siquiera poder evitarlo.
Éramos inseparables. Éramos de esos amigos que hablaban de todo y que compartían cualquier cosa. Teníamos mucha confianza y comunicación. Reíamos, nos apoyábamos y hasta podíamos ser ridículas sin sentir la más mínima vergüenza, porque sentíamos esa confianza que nos permitía mostrarnos tal como éramos frente a la otra. Pero la amistad no pudo continuar, porque la vida así lo quiso. Y pido perdón por eso.
Siempre fuiste esa amiga que tenía una palabra de aliento cuando lo necesitaba. Esa que me hacía reír y que entendía cada una de mis miradas o señales. Esa en la que podía confiar y a quien escuchaba siempre. Eras esa amiga que marcó mi infancia, pues desde el primer momento supe que seríamos grandes amigas y que nada podría derrumbar nuestra amistad. Pero me equivoqué.
Sin duda fuiste una de las mejores amigas que tuve, pero lamentablemente nuestro destino nos separó y nuestros caminos se dividieron, tomando diferentes direcciones. Y fue inevitable, porque la vida es así. No voy a negarte que intenté hacer lo posible por evitarlo, pero nuestros ritmos de vida, nuestros entornos y muchas cosas más provocaron que perdiéramos poco a poco esa confianza. Nos distanciamos. Nos costaba comunicarnos. Nos sentíamos extrañas y así fue como fue acabando esa amistad que nos unió por tantos años.
Desearía que algún día me perdonaras por no haber hecho lo suficiente. Por no haberte llamado más. Por no haber seguido luchando para mantener nuestra amistad. Por haber permitido que el tiempo alejara de mi lado a quien había sido mi mejor amiga. A quien había sido mi hermana.
Sé que es muy tarde para preguntarte cómo estás y para retomar nuestra amistad. Quizá ni siquiera me escuches, pues ya soy parte de tu pasado, tal como tú eres parte del mío. Eres diferente. Yo soy diferente. Y creo que ya ni siquiera compartiríamos las mismas cosas, pues no somos las amigas que solíamos ser.