Ambas fueron tan unidas que tan sólo cuatro horas después de la muerte de Gabby, la abuela de Judy también falleció.
Todo el tiempo habitaron la misma casa, hasta la muerte del abuelo de Judy, cuando su abuela decidió mudarse a un lugar más pequeño, por supuesto acompañada de Gabby.
En su memoria siempre quedará el recuerdo de ambas “señoras”, la humana y la gata, quienes se hacían compañía a diario e incluso dormían juntas.
Sin embargo, con el tiempo la salud de ambas decayó. La abuela había perdido bastante peso y tampoco era capaz de alimentarse bien. Por su parte, Gabby también se mostraba enferma, casi incapaz de moverse.
Así que la abuela la llevó a donde el médico veterinario, quien le aconsejó que lo mejor para Gabby era una muerte inducida. La abuela accedió y consintió a su gata mientras cerraba sus ojos y quedaba en el más profundo de los sueños.
Cuatro horas después, la abuela tomó una siesta en el sofá. Tampoco despertó.
La sincronía en esta historia asombró a Judy, quién escribió lo siguiente para The Dodo:
“Me gusta pensar que el espíritu de Gabby estuvo allí para consolar a mi abuela cuando dio su último suspiro, así como mi abuela lo hizo por ella unas cuantas horas antes”.
Los cuerpos de ambas se enterraron juntos y desde entonces Judy se sintió inspirada por el lazo que unía a su abuela con Gabby. Ahora tiene un perro por el que siente un cariño igual de grande.
¿Te has sentido así de unido a tu mascota?