La Universidad es una de las etapas más entretenidas de la vida. Conoces a un montón de gente, disfrutas estudiando lo que elegiste y empiezas a hacerte cargo de ti mismo como un adulto. Excepto si te tocó vivir muy lejos de ella, en ese caso, tu experiencia será mucho menos agradable y mucho más sacrificada. Es algo más o menos así:
1. Cada vez que comentas lo lejos que vives la reacción de todos es la misma:

2. Constantemente te preguntas qué fue lo que hiciste para merecer tanto sufrimiento

3. No sabes en qué momento de locura decidiste estudiar en un lugar tan lejano a tu casa

4. Todo el tiempo que pasas viajando lo gastas intentando encontrar razones por las que vale la pena hacerlo

5. Sientes que pierdes extremadamente demasiado tiempo viajando

6. Por eso has decidido convertirlo en tiempo útil leyendo libros, estudiando y escuchando música

7. Pero explotas tanto este recurso que te aburres de todo eso muy rápido

8. Tienes constantes conversaciones contigo mismo

9. Te has vuelto un experto en calcular el tiempo que demoras en llegar desde un lugar a otro

10. Los días que tienes que llegar temprano a clases son los peores días de la semana

11. Porque nadie más deja su casa cuando aún es de noche ni vuelve a oscuras cuando hay que quedarse estudiando hasta tarde

12. Calcular las horas que gastas viajando a la semana, al mes y al año, es prácticamente un forma de acabar con todas tus esperanzas de felicidad

13. Viajar hacia tu Universidad te parece mucho más agotador que tener que estudiar

14. Te imaginas lo fácil que sería tu vida si vivieras tan cerca de tu Universidad como algunos de tus compañeros

15. Pero sabes que al final todo el sacrificio va a valer la pena, porque te estás esforzando mucho más por lograrlo
