Desde el año 1976, un pescador y carpintero llamado Edouard T. Arsenault de 66 años tuvo un sueño: construir una casa de cristal. Obsesionado con una postal que le envió su hija de un castillo de cristal en Vancouver, Arsenault se propuso convertir su sueño en una realidad. No construyó un castillo, pero sí hizo varias obra de arte con botellas en la Isla Príncipe Eduardo en Canadá. Su proyecto se llamó “The Bottle Houses” (Las casas de botella) y para lograrlo necesitó mucha paciencia y obviamente un exceso de botellas que amigos, parientes, vecinos y restaurantes, guardaban para él.

Luego de coleccionarlas, dedicó un invierno entero a limpiar miles de botellas de diferentes formas, colores y tamaños.


Después de cuatro años, construyó tres impresionantes estructuras que por obvias razones se convirtieron en un atractivo de la zona.

La primera se abrió en 1984, se llamó “The Six Gabled House” y fue construida con 12.000 botellas.

La segunda fue “The Tabern”, una taberna construida con 8.000 botellas.

Otra se llamó “The Chapel”, una capilla única hecha con 10.000 botellas.


Y esta estructura con forma de botella:

Asenoult falleció en 1984 pero dejó un gran legado; maravillosas obras de vidrio que son un espectáculo de luces y colores.
Una extraordinaria muestra de esfuerzo, paciencia y reciclaje.