Me aferré a la idea de un nosotros… Es muy fácil imaginarse los magníficos momentos que de no ser por ese “insignificante” detalle, la distancia, estaríamos viviendo. Es una acción casi natural del ser humano, atribuir la culpa a un tercero y el caso de una relación bajo esas condiciones tampoco es la excepción. Pero… ¿cuál es el mayor problema de una relación a distancia? Me atrevo a afirmar que es aferrarse a la idea de un “nosotros”.
Un nosotros que involucra ser la pareja perfecta, los más comprensivos, en pocas palabras un tú y yo como un conjunto perfecto. Sin defectos y pocos errores, es que es muy fácil vender lo mejor de ti cuando no te piden una prueba de serlo.
Quiero que quede claro que soy de esas personas que creen que a toda regla existen una excepción. No sé si hoy estoy escribiendo una regla o una excepción, lo único que tengo claro es que después de lo vivido en mi opinión el peor error que se comete en este tipo de relaciones es creerse invencibles.
Luego de contar los días, meses e incluso años (para algunos casos) va a existir un encuentro. Ese tan anhelado… el cual no sólo planeamos sino una vez más idealizamos. Y es que si hay que atribuirle la culpa a alguien en este caso es a la imaginación, la que se encarga de llevarnos a la cima del cielo y una vez no se cumplan las expectativas creadas se encarga de ponernos en la tierra y no de la manera más amable.
Es ahí cuando lo que creías perfecto se va derrumbando, pero una vez más se encuentran a la distancia y lo mismo que te llevó a sentirte maravillosa la primera vez vuelve a hacer de las suyas y vuelve a existir la ilusión. Y se convierte en un ciclo… El cual en muchos casos se repite incesantemente. La clave está en esperar poco para que al momento de recibir, la realidad no supere tus expectativas.
Lo malo no es una relación a distancia, lo malo es no saber llevarla. Tener claro el alcance de cada uno de los dos miembros de esta es indispensable. No pensar que están libre de defectos, ni Jesús lo estaba. No creerse el cuento de “si estuviéramos juntos, todo sería diferente”. La única diferencia sería poder conocer el otro de una manera transparente. Con sus defectos y virtudes.