En reiteradas ocasiones sucede que nos quedó algo pendiente por hacer durante el día, entonces ahí vamos y continuamos nuestras labores en las horas que deberíamos estar durmiendo. Ya sean tareas escolares, universitarias, trabajo pendiente para la reunión de mañana o bien alguna tarea de la casa que deba estar lista urgente. Somos de esos que a penas nos levantamos, ya estamos cansados…y es que a veces dormir bien es un privilegio que no nos toca.
1. Así te ves al llegar al trabajo
2. No es que seas una persona perezosa, es que no descansas lo que deberías
3. Temes que tu cuerpo se apague en algún momento del día
4. Cualquier lugar puede servir para descansar 5 minutos y recargar la batería
5. Sólo necesitas cerrar los ojos un momento (¿es mucho pedir?)
6. No importa lo que hagas, tu cara no tiene arreglo hoy
7. Constantemente te preguntan si estás poniendo atención: este eres tú haciendo tu mejor esfuerzo
8. El cansancio logra salirse con la suya y te frustra
9. Puede que se te olviden cosas importantes en este periodo “zombie”
10. Los bostezos son tan repetidos que olvidas tus modales
11. Puede que hayas olvidado arreglar tu cabello (es lo más probable)
13. Entonces te prometes que hoy no importa lo que pase, llegarás a descansar a casa
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14. El despertador se convierte en uno de tus peores enemigos
15. A veces necesitas medidas drásticas para levantarte en caso de que el despertador no funcione
16. Claramente no eres una persona de “mañanas felices” (no es tu culpa, es el cansancio)
17. El día puede parecer tres veces más largo de lo que realmente es
18. Pero cuando finalmente llega el esperado momento de descansar caes rendido en los brazos de tu cama
