Para una mujer, significa mucho el tener que dar el gran paso que representa hacer un cambio en su apariencia. El cabello es uno de los elementos de nuestro cuerpo que son el reflejo más exacto de lo que somos, cómo somos y cómo estamos. La mayoría de nosotras (o al menos una buena cantidad) hemos tenido episodios en los que hemos deseado con todo nuestro corazón un cambio de look pero no nos animamos porque simplemente detestamos la idea de que el bichito del arrepentimiento se meta en nuestras mentes.
Es importante recalcar mi gran admiración a las mujeres que lo hacen sin tener que meditar al respecto durante días o hasta semanas; y que con toda seguridad manejan la gran frase: va a crecer. Durante años eso para mí no ha funcionado hasta el día de hoy, el día en el que decidí hacerlo POR MÍ, POR MI COMODIDAD Y PORQUE FUE EL GRAN PASO A UN NUEVO DESPERTAR EN MI VIDA.
Cortarse el cabello significa dejar cosas en el pasado y esperar sentirte como nueva. Muchas veces yo lo hice por moda, por estar triste (las peores decisiones queriéndome sentir rebelde), demostrarle a alguien que era fuerte, sobrellevar la pérdida de algo o alguien, en fin… mil y un motivos hay detrás de ello. Sin embargo esta vez tuve que atravesar por algo que cambió mi vida de tal manera que llegué al punto en el que ya no me podía dar el gusto de seguir en esa zona de confort tan molesta que hizo que cayera hasta el fondo. Luego tuve la sensación de despertar… y de estar libre de aquello que por tanto tiempo me había aquejado. Sentí nuevamente aquellas ganas de comerme el mundo entero y de principalmente volver a conectarme conmigo y sentirme bien siendo yo y ser principalmente la mujer que tanto tiempo había estado buscando que por fin después de tanta lucha… salió.
La sensación que tuve al escuchar la tijera tocar mi cabello fue emocionante… tuve un brote de libertad inmenso casi indescriptible y ver los largos mechones en el suelo era ver a una vieja persona ahí, de repente me conocí conmigo misma y al verme al espejo sonreí y sé que nos dimos un abrazo.
Al salir a la calle no me importaba en lo absoluto si la gente me miraba o no, si notaba que había cortado mi cabello, si sentía que me sentía como una extraña y demás pensamientos… ¿A quien le importa lucir bien para los demás si cuando uno está contento consigo mismo y feliz como se ve de repente todo se pone en su lugar? O mejor dicho; ¿cuando encuentra orden en el caos?
Me atrevo a decir que ni siquiera siento “su ausencia” y menos lo ando buscando… Me gusta jugar con él porque me hace sentir yo y que no me falta nada. Estoy segura de mí misma, de lo que quiero y de lo que necesito en mi vida ahora. Con todo esto no digo que debas pasar por una fuerte etapa de cambio para hacerlo; quizás se dé o quizás no pero todo va enfocado a que es una necesidad humana el buscarnos a nosotros mismos y una vez que nos hemos encontrado o estamos en el proceso, cuando el corazón manda un cambio, hay que hacerlo.
Yo todavía espero tenerlo más corto, a ver qué sucede y qué nuevas aventuras se avecinan.