Un león fue visto deambulando por el territorio del Parque Nacional Kruger con una dolorosa herida en su cuello. Todavía tenía la trampa colgando, se trataba de un lazo de alambre comúnmente utilizado por los cazadores, que estaba incrustado en su piel. Los animales que son víctimas de este artefacto, que tiene un mecanismo que hace que el lazo se cierre al tirar de él, muchas veces se automutilan o tienen una muerte lenta y agonizante intentando librarse de él o de lo contrario se quedan en el lugar hasta que llega el cazador y los mata. Pero este león de alguna forma logró escapar del lugar con su trampa a rastras.
Lo vieron caminando por el parque con su herida abierta y los guarda parques pidieron a todos que si lo encontraban nuevamente dieran aviso.
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Al día siguiente, lo encontraron y se prepararon para atenderlo. Tuvieron que sedarlo y removieron cuidadosamente el lazo de alambre que ya había roto una gran porción de la piel en su cuello cuello dejando su carne visible. Pero pese a la tortuosa herida, los veterinarios determinaron que era un león con suerte: sobreviviría.
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Lo mejor de todo es que su recuperación sería posible en su ambiente salvaje, así que apenas terminaron de limpiar sus heridas, lo regresaron al sitio donde lo habían capturado.
“En nombre de la Administración del Parque Nacional Kruger, tomamos esta oportunidad para agradecer la ayuda y el apoyo que recibimos desde que se reportó la necesidad de encontrar al león hasta su rescate”
–guías y guardaparques del Parque Nacional Kruger–
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Lamentablemente el uso de estas trampas es algo bastante común debido a su alta efectividad. Se cree que en sólo un año 1.000 trampas de este tipo pueden atrapar hasta 18.250 animales sin importar su tamaño. Ya hemos visto cómo estas trampas han afectado incluso a elefantes.