Este lugar está dedicado a aquellos fanáticos de las películas de terror, esos que durante su niñez hacían lo imposible para lograr que sus padres les dejaran arrendar en el videoclub “It, el payaso diabólico”, “Freddy Krueger”, “Chuky”, “Poltergeist”, “El bebé de Rosemary”, “Grita antes de morir”, “El Aro” o tantas otras que llenaron nuestras cabezas de pesadillas infantiles.

Hay un extraño y morboso placer en ello, una adrenalina que al final gusta porque sabemos que se trata de una ficción, de una mentira de la que estamos protegidos… o no tanto. Hay algunos fanáticos por ahí que quisieran, realmente, vivir estas experiencias extremas en sus propios cuerpos.

Te presento “El gran Campamento del Terror” (“Great Horror Campout”), en Los Ángeles, California.

Aquí, por 231 dólares, los expertos en horror te ofrecen vivir la noche más oscura y terrorífica de tu vida. Tú pagas y ellos te hacen llorar de miedo… ¿qué te parece?

En este inusual campamento tienes la oportunidad de dormir en dos sitios. El primero te ofrece una tienda de campaña para dos o cuatro personas en “la zona de juego”. Allí, desde las 20 horas hasta las 8 de la mañana, intentarás dormir pero, te aseguro, que no podrás hacerlo. Serás acosado permanentemente por las criaturas más horribles que puedas imaginar.

Entre algunas de las experiencias extremas que estos expertos del pánico te harán vivir: serás arrojado al maletero de un coche, tu brazo se atascará en un cubo de sangre y sentirás el aliento cálido de un horrible monstruo en tu oído, pero no podrás moverte.

Ahora, si eres una gallina (como yo lo sería, sin duda alguna), puedes dormir en la llamada “zona amarilla”, donde a lo más escucharás unos gritos lejanos de tus valientes compañeros que decidieron dormir con el enemigo, pero no te preocupes, tu podrás soñar tranquilamente con los angelitos, nadie vendrá a molestarte.
Lo más gracioso de todo, es que hay una manera de escapar a estos horrores si realmente te estás haciendo pis de pánico.
Simplemente tienes que gritar “¡¡QUIERO A MI MAMÁ!!”, con todas sus fuerzas, y la máquina del horror se detendrá, aunque claramente perderás el respeto de tus amigos.
La otra opción, es sencillamente hacerte consciente de que sólo se trata de un juego, una experiencia extrema que anotarás en tu diario de vida al llegar a casa:
“Independientemente de qué tan alto el campista opte por subir el volumen de su experiencia, todo el contenido es estrictamente para fines de entretenimiento y en ningún momento los campistas estarán en verdadero peligro”.
Aunque créeme que tu cabeza te dirá otra cosa: “¡Corre por tu vida!”