En la actualidad, los sistemas educativos de Finlandia y Corea del Sur son ejemplos internacionales por su excelencia y buenos resultados. Sin embargo, hace medio siglos el asunto era muy distinto: problemas en la economía y una guerra civil tenían a la educación por el suelo ¿Qué cambió en 50 años? ¿Qué pueden aprender otros países de sus modelos para el existo educativo? A continuación respondemos éstas y otras preguntas.
Corea está a la vanguardia en las pruebas internacionales que miden logros educativos, y 100% de su población sabe leer y escribir. Pero ser el país asiático más exitoso tiene un precio: los estudiantes trabajan duro y están constantemente bajo una enorme presión.

Para una cultura que respeta la idea de logros socieconómicos promovidos por exámenes, el talento no es una consideración. Sólo creen en el trabajo duro y la diligencia por encima de todo. No hay excusa para el fracaso. Los niños estudian durante todo el año, en la escuela y con tutores extras. Su método se basa en la premisa de que “Si estudias lo suficientemente duro, puede ser lo suficientemente inteligente”.
También debido a la cultura, tanto padres como los mismos estudiantes, presionan a los alumnos con expectativas de su desempeño escolar. Todo lo cual se expresa desde la primera infancia, y en muchas horas de clase, en dónde el objetivo del maestro es dirigir a la clase para que funciones como una comunidad.
“Los coreanos básicamente crren que deben esforzarse durante este período muy difícil para tener un gran futuro. Para ellos es una cuestión de infelicidad a corto plazo y la felicidad a largo plazo.
-Andreas Schleicher, director de educación y habilidades en PISA-
En el otro lado de la moneda, encontramos el modelo educacional finlandés basado en la flexibilidad, la elección extracurricular y la motivación intrínseca. En Finlandia, la escuela es el centro de la comunidad, ya que no ofrece sólo estudios, sino servicios sociales. Para ellos, la educación tiene que ver sobre todo con la creación de identidad.

La cultura finlandesa no promueve la competencia ni presiona a sus alumnos, sino que valora la motivación intrínseca y la búsqueda del interés personal. Dispone de un día escolar relativamente corto (600 horas de aula al año), pero rico en actividades extracurriculares patrocinadas por la escuela. Los finlandeses creen que el aprendizaje significativo ocurre fuera del aula. Por eso, un tercio de las clases que los estudiantes toman en la escuela secundaria son optativas, e incluso pueden elegir qué exámenes de matrícula quiere tomar. Es en definitiva, una cultura de baja tensión, que valora el aprendizaje que entregan las experiencias. Claro que la utopia finlandesa no está exenta de rigor académico.
Finlandeses y coreanos comparten una característica esencial: Valoran y respetan profundamente a los maestros y sus logros académicos.
El modelo que prima en muchas cultural, prioriza la libre elección de los padres:son ellos lo que eligen la escuela “correcta” para la educación de sus hijos, cuando lo ideal sería confiar en que todas las escuelas sean capaces de prepara a los niños para la vida adulta. En este sentido, una de las cosas que podemos aprender de los sistemas educacionales coreano y finlandés, es que estudiantes, padres y escuela colaboran entre sí y funcionan como el engranaje de un reloj.

*Este post es una interpretación libre del medio ideas.Ted