Odio aquel día que supe la verdad, sí ese en el que me demostraste que no eras tan diferente como solías decirlo, aquel día que rompiste el lazo de la confianza y que incluiste a otra persona donde sólo cabían dos.
Odié ese día que me rompiste el corazón en miles de pedazos, el día que descubrí que salías con la persona que había jurado ser mi mejor amiga.
Odié escuchar tus disculpas por teléfono, odié escucharte decir que no había sido nada serio, odié que me culparas por haber caído en la rutina y odie aún más que no estuvieras a mi lado en los días y noches que se avecinaron, porque mientras yo lloraba sola en mi habitación, tú disfrutabas de ella. Mientras yo pagaba el precio de los buenos momentos con nuestros recuerdos tú formabas nuevos con ella.
Odié las noches en las que soñaba con ambos, odié haberlo entregado todo y haberte regalado tanto tiempo, odié la soledad que me acompañaba todos los fines de semana, odié tu ausencia y la sensación que esta me traía, odié extrañarte, odié amarte tanto.
Me preguntaba si pensaban en mí, si es que se habían arrepentido y esperaba una llamada con una disculpa incluida, esperaba que alguno de los dos volviera a sanar el dolor, pero no lo hicieron se alejaron y no volvieron, dos personas que un día me dijeron que me amaban me hirieron y se fueron.
Y los odié a ambos…
Al pasar el tiempo descubrí que no los odiaba, que al contrario aún los amaba y ese amor que se disfrazaba de odio me mantenía presa a ustedes y los perdoné sin que lo pidieran, me liberé y lo hice mucho antes de que él volviera, porque para cuando lo hizo y me pidió que no lo odiara, sabía que el fondo jamás lo había odiado.