¿Alguna vez te has preguntado por qué cada vez que vas a comprar ropa hay colecciones nuevas y de muy bajo costo en las tiendas? El fenómeno responde al concepto de “fast fashion” o “moda rápida” y no es nada glamoroso. Un fotógrafo retrató la cruda realidad de los niños vietnamitas que trabajan en fabricas de ropa no reguladas que distribuyen hacia occidente.
El modelo de consumo de la mayoría de cadenas de ropa, se basa en adquirir colecciones de ropa que imitan las tendencias actuales a bajo costo, y cambiar los artículos con frecuencia. Sin embargo, para obtener este tipo de beneficios, deben fabricar sus productos en países en vías de desarrollo, pagando a los trabajadores salarios muy bajos e incluso sacrificando las condiciones de seguridad en las que realizan sus actividades.
El fotógrafo mexicano Claudio Montesano Casilla reveló los riegos que corren miles de niños que trabajan en fábricas informales de ropa, así como sus agotadoras rutinas.
La primer vez que Casillas visitó una fábrica fue por accidente, pero enseguida quedó impactado con las condiciones y quiso registrarlas para mostrárselas al mundo.
Una fábrica informal suele ser una habitación pequeña con 15 máquinas de coser, sin salidas de emergencia o planes de seguridad contra incendios. En ellas los niños trabajan, comen, se duchan y duermen.
Las fábricas hacen ropa para el mercado local, y también suministran a marcas internacionales conocidas, por medio de subcontratos, lo que hace difícil saber de qué fábrica proviene exactamente cada artículo.

Según la UNICEF habría aproximadamente un millón de niños entre los 10 y los 14 años trabajando en que Bangladesh. El porcentaje es mucho mayor al ampliar la franja de edad.

Empleados de ropa trabajan 6 – 6,5 días por semana, desde el amanecer hasta después del anochecer por un salario mínimo. Duermen en el interior o alquilan habitaciones al lado de las fábricas.

Jóvenes trabajadores bañándose dentro de la fábrica. Debido a las arduas cargas de trabajo, muchos comen, se duchan y duermen en las mismas fábricas.

Un tablero eléctrico. La mayoría de las fábricas están en riesgo por los pésimos estándares de cableado y seguridad eléctrica.

Un joven en su puesto de trabajo. Su labor es coser las etiquetas a jean azules.

Shanta, 11, ha trabaja hace un año en una fábrica de ropa informal. Es originaria del Distrito Madaripur, Bangladesh.

Una fábrica de ropa informal ubicada en las afueras del centro de Dacca.


Los niños no tienen tiempo para ir a la escuela.
