En la pensión Meza en la Ciudad de Guatemala se le cobra a los huéspedes tan sólo 9 dólares por dormir en un cuarto que para ellos es un tesoro. Éste no tiene aire acondicionado, no mide más de cinco metros, tiene un colchón viejo y una manta de rayas. Nada más.
Entonces ¿qué es lo que lo hace tan especial? La historia. Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como el Che Guevara pasó allí sus primera noches revolucionarias en Guatemala en el año 1953.
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Tenía 25 años cuando llegó del Salvador a Guatemala atraído por los cambios que allí se vivían con respecto a las reformas agrarias y las multinacionales estadounidenses como la United Fruits.
Guevara se alojó en esta humilde pensión ubicada en una zona de la ciudad barata y bulliciosa (Décima calle, portal 10-17, zona 1) y allí inició una etapa fundamental para la consolidación de sus ideales, asegura el historiador José Cal. En ese entonces era tan sólo un joven médico que buscaba causas e ideales justos a los cuales aferrarse para generar cambios.
Durante los nueve meses que estuvo allí, Guevara se enamoró, empuñó su primer fusil y gracias a un amigo cubano, pasó de ser Ernesto Guevara a ser el Che Guevara.
En el 54 las cosas cambiaron en Guatemala y tuvo que huir buscando refugio en la Embajada de Argentina. Luego emprendió rumbo a México. Su vida desde entonces estaría enmarcada por una lucha armada que no terminó muy bien para él.
En la vieja Pensión Maza, queda una de muchas cosas que preservan la memoria de esta leyenda (buena para algunos y muy mala para otros).
Muchas personas curiosas sólo entran a la pensión para conocer el cuarto que aunque no tiene muchas cosas extraordinarias (a parte de los muebles originales), alojó a un personaje que hoy es un símbolo revolucionario y un logo de moda que paradójicamente cuelga en una de las paredes del cuarto.
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Sólo 9 dólares. Eso es lo que cuesta la historia del Che.