En la vida solemos querer más de todo y eso está bien, pero no hay que confundir el ser ambiciosos con nuestros objetivos, con esperar más sobre algo ajeno a nosotros.
En distintos ámbitos, nos vamos dando cuenta de que algunas cosas no son como las esperábamos, idealizamos nuestras amistades y relaciones, lo que nos hace estar en una constante lucha con nuestras expectativas.
Las expectativas son subjetivas, parciales y pueden variar de persona a persona. El problema es que son como las opiniones, todo el mundo puede tener una versión distinta sobre algo y no siempre vamos a coincidir con la otra persona. Aquí es donde surgen los problemas.
Algunas personas se casan y tienden a tener expectativas poco realistas sobre su pareja, que conllevan a cambiarla a ser lo que él o ella desean. Ese tipo de situaciones provocan incluso rupturas dolorosas.
Si tienes expectativas demasiado altas muchas veces te encontrarás en situaciones de decepción. Debes recordar que éstas se encuentran en el ojo del espectador, y aunque puedes influenciar al otro a ser de una forma distinta, con el tiempo se van a mostrar tal cual son y seguirás exigiendo más.