No somos perfectos.
Les cuento esto porque a veces perdemos de vista la realidad. Creemos que sólo tienen complejos las personas obesas, las anoréxicas, las calvas o las que tienen problemas con el acné. Pero no, Gisele Bündchen también tendrá cosas que no le gusten de sí misma. Puede que a Angelina Jolié no le gusten sus brazos. Jennifer López tiene celulitis. ¿Y qué? Es normal, son personas como tú y como yo.
Muchas veces nos esforzamos demasiado en encajar en la sociedad. Y ese esfuerzo puede traducirse en serios complejos.
Con 15 años me decían que estaba gorda (y eso que nunca pasé de una talla 40), a los 22 me decían que estaba demasiado delgada y a los 26 les digo que nunca le van a gustar a todo el mundo. Que lo único por lo que vale la pena esforzarse es por gustarse a uno mismo.
Al no ser perfectos, siempre querremos una nariz más pequeña, unas piernas más fuertes o una talla más de sujetador. ¿Qué podemos hacer ante esto? Aceptarnos como somos o pasar por el quirófano, que es otra opción igual de válida.
En cualquier caso, haz algo. No dejes que tus inseguridades se apoderen de ti y no te dejen ser feliz. Yo he permitido durante años que esos miedos se hicieran conmigo. He estado acomplejada hasta hoy. Momento en el que les enseño algo que he estado ocultando durante años.
Como ya han visto, se trata de una cicatriz. Una simple marca que me hacía sentir insegura. Pero hoy, he de decir que estoy viva gracias a ella. Pasé por una operación bastante complicada y es por esta bendita imperfección por lo que estoy aquí escribiendo estas palabras. Ahora lo veo, lo entiendo y me enorgullezco de ella.
La he estado escondiendo porque me avergonzaba. El ver como todo el mundo la miraba y ver otros “cuerpos normales” alrededor mío. Realmente no sé por qué le he dado más importancia a esto que a cualquiera de los otros defectos que tengo -los típicos de todas las mujeres- Supongo que porque me hacía ser diferente. Un bicho raro. Sentimientos de los que por fin me he liberado.
Con todo esto, lo único que quiero conseguir es que piensen en si les merece la pena vivir lamentándose por las cosas que no les gustan de ustedes. Que observen los momentos que se están perdiendo por no aceptar cómo son.
Una vez que aceptes que no eres perfecto sólo tienes que decidir si quieres cambiar aquello que no te gusta o aceptarlo. Lo más importante es que estés a gusto por dentro y por fuera. Que te de igual lo que opinen o digan los demás.
Si hay algo que me ha dado escribir es confianza. He aprendido a aceptar las críticas y a agradecer las palabras bonitas. Así cómo a luchar por lo que realmente quiero. Llegaré o no, pero nadie dirá que no lo he intentado.
La vida es muy corta para estar preocupándose por tonterías.
No te olvides que todos somos humanos. Nadie es menos que nadie. Habremos tenido más o menos suerte con la genética.
Todos somos perfectas imperfecciones.
Y sería genial que todos nos liberáramos de esa espinita que no nos deja disfrutar de la vida. Quizás así podamos ayudar a muchas personas que no tienen aún esa fuerza que necesitan.
Si te animas, puedes compartir y usar el hashtag #SoyUnaPerfectaImperfeccion