Esta historia hará que desconfíes de todos los estudios científicos que leas en Internet. Especialmente los que hablan de soluciones milagrosas para bajar de peso o llevar una vida saludable. Esperemos que con esto no desconfíes de nosotros…
Todo comienza en Alemania cuando se lanza un estudio científico que decía que el chocolate podía ayudarnos a bajar de peso. ¿Curioso o no? Los titulares de muchos medios alrededor del mundo comenzaron a publicarlo y así el “¡Baja de peso comiendo chocolate!” fue la sensación en Internet. El estudio señalaba que un equipo de investigadores alemanes había descubierto que personas que seguían una dieta baja en carbohidratos perdieron peso 10 por ciento más rápido si comían una barra de chocolate todos los días.
Primero fue publicado en la portada del diario alemán Bild, el periódico matutino más leído de aquel país. De ahí, como un virus, se propagó por todo tipo de medios y redes sociales. Llegó a 20 países y se publicó en media docena de idiomas. Incluso se discutió acerca de esto en varios programas de televisión, según reveló en un artículo del sitio io9.com John Bohannon, periodista científico y autor de la farsa.

El estudio no sólo señalaba que aceleraba la pérdida de peso sino que llevaba los niveles de colesterol a niveles saludables y, en general, aumentaba el bienestar. La historia original del diario Bild citaba a Johannes Bohannon, Ph.D. y director de investigación del Instituto de Dieta y Salud. Johanne Bohannon en realidad tiene este título académico pero en biología molecular y no enfocado en humanos. Y en cuanto al supuesto instituto era simplemente un sitio web.
Pero a pesar de esas mentiras el estudio fue real. Eso dice Bohannon en el artículo donde revela todo:
“Aparte de esas mentiras, el estudio fue de 100 por ciento auténtico. Mis colegas y yo reclutamos sujetos humanos reales en Alemania. Hicimos un ensayo clínico real, con los sujetos asignados al azar a diferentes regímenes de dieta. Y los beneficios estadísticamente significativos del chocolate que reportamos se basaron en datos reales. Fue, de hecho, un estudio bastante típico para el campo de la investigación dietética. ¿Qué quiere decir? Fue una ciencia terrible. Los resultados no tienen sentido y el estudio que los medios de comunicación publicaron para millones de personas en todo el mundo llegaba a conclusiones que están totalmente infundadas“.
Así es como lo hicieron:
Bohannon recibió una llamada de de un reportero de televisión alemana llamado Peter Onneken. Él y un colaborador, Diana Löbl, estaban trabajando en un documental sobre la industria de la ciencia pro comida chatarra. Ellos querían demostrar lo fácil que era llevar la “mala ciencia” a los grandes titulares como muchas dietas de moda lo hacen. Y para revelar esta corrupción quisieron participar en ella.
Fue un plan muy elaborado. Bohannon tenía la tarea de que el estudio fuera publicado y difundido. El resto estaba cubierto:
“Onneken y Löbl habían alineado todo: unos pocos miles de euros para contratar a los sujetos de investigación, un médico alemán para ejecutar el estudio, y un amigo estadístico para amasar a los datos…”
En un principio el grupo pensaba que era muy difícil que funcione su trampa pues era cosa de verificar bien los datos tras el estudio y darse el trabajo de googlear el currículum académico del supuesto investigador del estudio para ver sus fallas. Sin embargo, Bohannon y compañía siguieron adelante con su plan.

El falso estudio:
A través de Facebook reclutaron gente dispuesta a hacer una dieta por 3 semanas a cambio de 150 Euros. La excusa: ser parte de un documental acerca de las dietas. Consiguieron 5 hombres y 11 mujeres de los 19 a 67 años de edad. Después de una ronda de cuestionarios y pruebas de sangre, para asegurarse de que nadie tenía trastornos de alimentación, diabetes u otras enfermedades que puedan ponerlos en peligro, se les asignó aleatoriamente a los sujetos a tres grupos de dieta diferentes. Un grupo siguió una dieta baja en carbohidratos. Otro siguió la misma dieta baja en carbohidratos, sumado a una barra diaria de 1,5 oz de chocolate oscuro. Y el resto, un grupo de control, recibió instrucciones de no hacer cambios a su dieta actual. Se pesaron a sí mismos cada mañana durante 21 días y el estudio terminó con una ronda final de cuestionarios y exámenes de sangre.

Finalmente un analista financiero ayudó a poner en orden todos los datos. Los dos grupos que habían hecho dietas bajas en carbohidratos habían bajado un poco más de 2 kilos durante el transcurso del estudio, mientras que el promedio del grupo de control se mantuvo casi igual. ¿Qué pasó con la gente con dieta baja en carbohidratos más chocolate? Perdieron peso 10 por ciento más rápido. No sólo eso, tenían una mejores lecturas de colesterol y las puntuaciones más altas de bienestar. ¿Parece bastante serio y real o no? Pero hay una treta detrás de todo.
“Si se mide un gran número de cosas acerca de un pequeño número de personas, está casi garantizado que puedes conseguir una diferencia estadísticamente significativa. Nuestro estudio incluyó 18 diferentes mediciones: de peso, colesterol, sodio, los niveles de proteína en la sangre, la calidad del sueño, el bienestar, etc. Y a partir de 15 personas (un sujeto se salió)… el diseño del estudio es una receta para los falsos positivos”.
Y a pesar de todo esto Bohannon reconoce más errores que cualquiera con el conocimiento necesario pudo haber notado:
“El peso de una mujer puede fluctuar tanto como 5 libras (2,2 kilos)en el curso de su ciclo menstrual, una mayor diferencia de peso entre el grupo que comió chocolate y los que sólo hicieron una dieta baja en carbohidratos. Razón por la cual es necesario utilizar un gran número de personas , y hacer un equilibrio de la edad y el género en los grupos de tratamiento. (Nosotros no nos molestamos)”.
Luego llegó el momento de publicarlo en un diario científico. Bohannon había hecho anteriormente una investigación al crear 304 trabajos de investigación falsos para entrar en revistas científicas de libre acceso (y lo logró en varios). Los documentos fueron diseñados con errores científicos graves que deberían haber sido rechazadas de inmediato por los editores y revisores. Usando ese conocimiento se lanzaron al agua y enviaron su artículo al mundo.

Fue aceptado en muchos diarios y portales científicos en sólo 24 horas. Ellos escogieron The International Archives of Medicine, que por la módica suma de 600 Euros, aceptó publicarlo. Curiosamente, antes de pagar el director ejecutivo de esta organización felicitó a los autores por el magnífico trabajo.

Una vez que tenían la presa lista, faltaba crear la carnada que atrapara a todos los periodistas del mundo. Entonces, Bohannon creó un comunicado de prensa que bastante atractivo para capturarlos.
“La clave es aprovechar la increíble pereza de los periodistas. Si presentas la información correcta, se puede dar forma a la historia que luego emerge en los medios de comunicación casi como si estuvieras escribiendo esas historias tú mismo. De hecho, eso es literalmente lo hicieron, ya que muchos periodistas simplemente copiaron y pegaron nuestro texto”.
El resultado fue increíble. Salió publicado en grandes medios de comunicación como The Daily Star, Huffington Post, la versión alemana de Cosmopolitan, The Irish Examiner, Times de India, un noticiario de EE.UU., la revista Shape, entre otros.
¿Impresionante o no? Por eso bueno siempre chequear las fuentes de las cosas que leemos en Internet o en cualquier publicación. Tampoco es para desconfiar de todo el mundo científico, pero al menos hay que saber a quién creerle.