Sarah es barista en el café Starbucks y le encanta entablar una relación con cada cliente que va a su local. Por eso suele conversarle amablemente a todas las personas y preguntarles por sus familias y sus días. Un día una pareja se acercó a pedir un café. Ella le preguntó a cada uno su nombre para anotarlo en el vaso como suelen hacerlo en este negocio pero la mujer se sorprendió y no respondió nada. Entonces el novio de la mujer le comentó a Sarah que ella era sorda y que sólo se podía comunicarse por lenguaje de señas.
Desde ahí en adelante nació en Sarah las ganas de aprender este tipo de comunicación no verbal y hoy es capaz de atender y conectarse con casi todo el mundo:
Esta chica es un gran ejemplo de inclusión pues permite que la comunidad sorda se sienta más incorporada en la sociedad. Ya que a las personas con este tipo de discapacidad se les suele excluir de algunas rutinas básicas, como por ejemplo pedir un café. Además, creo que el lenguaje de señas debería enseñarse más en las escuelas.
